Covid el exterminador
Hoy mientras
desayunábamos en casa, veíamos la tele, de repente una noticia impactante
detuvo el tiempo por un momento: El covid-19 se ha convertido en una pandemia,
así lo reportaba Jorge Ayala desde sunoticiero.
Volví mi
rostro a donde estaba mi mamá y asustada pregunté:
-¿Qué es eso
del coronavirus?
-Es un virus
que ha provocado muertes, tristezas y graves problemas para la humanidad en
casi todo el mundo, convirtiéndose en una pandemia que aterroriza a las
personas –contesto ella-.
-Ya no
encuentran que otra cosa inventar –dijo mi abuelo, quien levantándose del sofá
se fue al jardín sin ninguna preocupación-.
De repente
se escuchó que estaban abriendo la puerta y yo sobresaltada grité:
-¡Abuelo, el
coronavirus!
Mi mamá
salió corriendo a la puerta, con intención de detenerlo. Mi abuelo aprovechaba
de abrirle la puerta a mi tía que llegaba de hacer las compras. Mientras me
pedía ayuda para entrar los paquetes el abuelo aprovechó la ocasión para
escabullirse, le grité desde el umbral:
-¡Regresa
abuelo!
Y rápidamente
se alejó de la casa.
Al cabo de
unas horas regresó riéndose, comentando que no teníamos necesidad de permanecer
encerrados en la casa, que todo estaba
bien y que no había de que preocuparse.
-Será para
ti que no hay problema, pero el mundo está sufriendo por esto.-interpeló mi
mamá-.
La tía
Steffy sugirió el uso de una sola llave.
Yo observaba
lo que ocurría y a mi edad me preguntaba:
-¿Serviría
eso?
Al siguiente
día, como de costumbre, mi abuelo intentó salir, pero como no pudo dejó a un
lado su sonrisa y se convirtió en un ogro feo y malhumorado.
El encierro
lo estaba poniendo loco, las noticias cada día eran peores, muchas personas
enfermas, estar todos juntos en la casa era la peor pesadilla, sobre todo para
mi abuelo, porque ya no le dejaban ver su programa favorito.
Cierto día,
dejó escapar al perro y como mi mamá y mi tía estaban ocupadas se ofreció a
buscarlo, ¡qué increíble oportunidad! ¿Cómo no aprovecharla?
Corrió como
un loco por la calle, mientras cantaba:
-“Libre soy,
libre soy, no hay marcha atrás”.
Llegó al
centro de la ciudad y en eso encontró al perro, pero unas manchas verdes captaron
su atención y lo llevaron a un callejón frente de la plaza, donde vio una bola
verde que se movía, se acercó y ésta abriendo su boca exclamó:
-¡Ay Pancho!
Mira a quien me encontré.
-¿Disculpe? –preguntó
mi abuelo aterrorizado-.
-¿Tú eres el
viejito cascarrabias que quería salir?
-No –respondió
mi abuelo aún más asustado-.
-Entonces… ¿Qué
haces aquí? Bueno, no importa. Me presento: soy el Covid-19, mejor conocido
como coronavirus, el mensajero de la muerte baby, a tu servicio –agregó sarcásticamente-.
-Pero, el
coronavirus no es verde –expresó mi abuelo-.
-Bueno, eso
es lo menos importante, soy una representación de el. Y quisiera advertirte que
si no quieres problemas con alguien como yo, es mejor que te quedes en casa,
mimado y consentido. Sabes ¿por qué? Porque yo te provoco fiebre, tos seca,
dolor muscular y en los casos más graves neumonía, y si tienes enfermedades
como hipertensión, diabetes o simplemente un toque en el hígado no te convendría
estar por estos lares ¿ok abuelo? –aclaró el coronavirus-.
-Bueno,
bueno señor, tendré que irme, pero volveré –aseguró mi abuelo-.
-¡Vete!,
¡Ah! Y antes de irte es “Covid-19” no señor, viejo indecente. Ya no respetan a
los de mayor rango –comentó enfurecido el coronavirus-.
Mi abuelo
salió corriendo y llegando a la plaza tuvo mucho frío, en eso desmayó. Un
policía lo llevó a casa, y antes de escuchar el reclamo de mi mamá, gritó:
-¡Estar
encerrados es lo mejor!
Ninguno de
mi familia entendió, solo yo, porque resulta que le conté tantas cosas sobre el
tema, que hasta pesadillas soñó.
Moraleja: Quedarte en
casa es la mejor decisión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario