Cari

Cari



¡Que hermosa soy!, aunque muchos piensan que soy pavorosa. Soy la célula procariota, pero para mis amigos "Cari", ¿qué si tengo corazón? No vale, a ese nivel no llego, lo que no tengo es núcleo, tal vez me parezco a muchos sin núcleo, ni corazón. Protejo mi membrana que me mantiene, me separa de las demás para ser única y sin igual, el citoplasma algo viscoso, en el se encuentra el aparato de golgi, ADN, ARN, ribosomas, organelos y demás. Si tengo hambre no debo esperar, yo misma se cocinar.

Mi función es de nutrición, relación y reproducción. Pero ¿cómo ustedes me reconocerán? 

Así como en todas las familias, al igual que en la mía, hay una oveja negra y esa soy yo. Mis primos los Cocos se creen los más importantes, el tío Estreptococo causó una infección grave como la de faringitis, en el pobre Pedro que anoche estaba cantando. Y si les cuento de mis primos los bacilos, en ellos se encuentra la tía Salmonella, que muchas veces puede ser mortal, ahí los únicos amor y paz son los lacto-bacilos encargados de producir los lácteos que tu mamá te sirve en el plato.

El primo Vibrio cholerae, muy refinado él, tuvo que darse a la fuga, luego de estar de turista en Yemen, donde mató a dos mil personas de la cólera que le dio. Y todavía no lo han agarrado.

Finalmente están los abuelos espirilos, que con su flagelo avanzan como un tornillo y dejan sífilis en el camino. ¡Ah! y ya se me olvidada, la prima más querida por toda la familia, bautizada como Estreptococus Dentisani, ella es romántica, dulce, agradable y en un beso de 10 segundos comparte ochenta millones de bacterias.
Esas somos nosotras las células.

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